Para aquellos que no estén familiarizados con el sector de la personalización de relojes, Artisans de Genève es la crème de la crème, y más si intervienen un Rolex.

El taller independiente suizo es el colectivo enfocado en la modificación artesanal de relojes de lujo más prestigioso del mundo, con un enfoque que combina la tradición relojera con técnicas modernas creando piezas únicas para clientes privados. Es decir, no producen relojes propios, sino que transforman modelos existentes con detalles exclusivos, como acabados hechos a mano o materiales de alta gama, personalizados a petición de cada cliente. Esto asegura la exclusividad y el carácter único de cada pieza, consideradas normalmente como obras de arte e ítems de coleccionismo súper exclusivos.

Pese a no tener ningún tipo de alianza formal, Artisans de Genève ha modificado numerosos modelos de Rolex, lo cual es totalmente comprensible, siendo una de las marca relojeras más populares. Un Daytona reconvertido en un cronógrafo esqueletizado para el piloto Juan Pablo Montoya, un Submariner inspirado en el modelo vintage Rolex 6536 o el reciente GMT-Master II transformado en un worldtimer, son algunas de las numerosas piezas de la relojera de la corona sobre las que el taller suizo ha trabajado. Y el último encargo que han finalizado ha vuelto a ser un Rolex, que ha quedado francamente impresionante.

Remodelado a partir de un Rolex Submariner 116610, la pieza conocida como Brown Ice, combina tonos marrones y azul hielo, inspirándose según las palabras del cliente, en paisajes de lagos. Los tonos castaños evocan la madera de caoba pulida de las embarcaciones clásicas mientras que el azul cielo representa las aguas cristalinas y el cielo parcialmente nublado. “Llevar este reloj me hace sentir la misma libertad que experimento al navegar. Brown Ice capta mi individualidad, mi espíritu aventurero, mi conexión con el agua y mi pasión por la artesanía y el detalle”, ha señalado en un comunicado I.S.L., cliente y propietario del nuevo Submariner.

Una de las referencias más icónicas de Rolex, el Submariner 116610 fue lanzado en 2010 y estuvo en producción hasta 2020, cuando fue reemplazado por el Submariner 126610. Mantiene la esencia del clásico Submariner, pero con algunas mejoras modernas como una mayor durabilidad, un tamaño más compacto y un movimiento Calibre 3135 automático con cuerda bidireccional. Debido a su ausencia en el catálogo oficial, un modelo estándar de esta edición ya tiene un considerable valor de reventa en el mercado secundario; y ni que decir de la famosa versión verdosa Hulk, que puede alcanzar los 30.000 dólares americanos en las subastas.

Sin embargo, esta creación de Artisans de Genève está a otro nivel completamente, gracias a una serie de modificaciones que lo hacen tan llamativo como elegante. Ofreciendo uno de los tratamientos marca de la casa, la esfera ha sido rediseñada pasando a ser esqueletizada, es decir, es posible ver a través de ella el movimiento del reloj, el cual ha sido pulido con chorros de arena y tratado con paladio y sus piezas cortadas a mano, biseladas y pulidas cada una por separado.

Lo interesante de la esfera es el complejo juego de capas que ofrece, pues superpuesto al movimiento del fondo se suceden diferentes elementos, como un disco que recoge los días del mes hecho de zafiro, o el bisel minimalista, con las horas representadas por esferas, pintado de un azul hielo metalizado. La combinación de azules continúa con las agujas, pintadas de azul marino junto con su estructura, que realizan un interesante contraste con el bisel de tungsteno, teñido de un marrón oscuro.

El diseño se cierra con un correa de acero con eslabones también pulidos para no romper con la estética deportiva del modelo original. Un trabajo espectacular sin lugar a dudas, que vuelve a confirmar el creciente interés que está suscitando el sector de la personalización y los relojes con ese x-plus, como dirían en el mundo del soul.

Por supuesto, desde que se han hecho públicas las imágenes, los medios especializados han hecho arder los foros, pues cualquier pieza única de este estilo entra automáticamente al espacio de los griales. Según el costo de la personalización (estimada en unos 38.520 francos suizos) o el precio de otros Rolex retocados por Artisans de Génève, se estima que el reloj podría llegar a costar unos 188.000 dólares americanos. Todo ello para beneplácito del cliente, el cual ha conseguido uno de los relojes más interesantes de la temporada, así como una inversión con probabilidades virtualmente seguras de revalorización, mientras imprime su historia y pasiones personales en él.