Para introducirse en la industria relojera, en la que participan cientos de marcas de lujo, económicas y de gama intermedia, hay que destacar de alguna forma. Y los veinteañeros Louis Jalaber (25), que vive en París, y Simon Szleper (27), con residencia en Bruselas, han sabido captar nuestra atención presentando una firma, Atelier Jalaper, con una colección de relojes inusual. Para ellos, entrar en este mercado pisando fuerte ha sido cuestión de imaginación, agallas y seguridad en sí mismos.

Su idea de fusionar relojes y bólidos, que alumbraron cuando estudiaban en la escuela de negocios parisina ESCP Business School, se ha materializado con la ayuda de un diseñador industrial francés, del relojero Stephan Muller (con sede en La Chaux-de-Fonds, al noroeste de Suiza, uno de los centros mundiales de la relojería), y tras recaudar fondos por Internet desde 2019.

El resultado ya está a la venta: se trata de cuatro relojes automáticos de edición limitada (a 600 unidades cada uno) cuya esfera está realizada con una plancha sacada del capó de un Aston Martin DB5, un modelo antiguo muy deseado que ha formado parte del universo cinematográfico de James Bond (apareció por primera vez en ‘Goldfinger’, 1964).

Cuentan Louis y Simon, los fundadores de Atelier Jalaper, que encontrar esta materia prima para los diales fue una aventura “desafiante pero emocionante”, una de las numerosas barreras técnicas a las que se han tenido que enfrentar. “¡Fue como buscar el Santo Grial! El Aston Martin DB5 sigue siendo uno de los coches de colección más codiciados: solo se fabricaron durante tres años. Entre 1963 y 1965, no más de 1.021 coches salieron de la fábrica británica”.

Hallaron el capó que perseguían en un garaje especializado de un barrio de las afueras de Londres. Tuvieron que aplanarlo sin comprometer su color original, recortar la esfera con precisión y obtener un dial estéticamente bonito que resista el paso del tiempo. “Logramos mantener su pátina en el proceso de producción”, comentan.

La relojería y la industria automovilística se atraen como dos imanes. Son dos disciplinas aque comparten su obsesión por la ingeniería mecánica, la precisión, los tiempos. Por eso varias compañías relojeras se han unido de una u otra forma al mundo del motor.

“Si bien nuestra misión primordial es crear un reloj que ofrezca a su propietario un fragmento de una leyenda automovilística y unir las habilidades, el conocimiento y la pasión involucrados en la industria relojera y automotriz, ese no es el único motivo de venta. Estamos orgullosos de nuestro movimiento, del meticuloso proceso de diseño, y siempre nos esforzamos por seguir mejorando como verdaderos entusiastas de los relojes. Nuestra próxima colección utilizará un movimiento suizo y, con suerte, en algunos años tendremos nuestro propio movimiento fabricado”, dicen, ambiciosos, Jalaber y Szleper.

Por ahora, los relojes, con un diseño que recuerda a los de los años 70, emplean dos mecanismos: uno de tres agujas con fecha y otro de tres agujas con fecha y día de la semana. Son calibres Miyota, de origen japonés, que ofrecen una escueta reserva de marcha de 42 horas. Ambos con caja de acero o PVD negro de 40,5 mm de diámetro y correa de piel.

La mayor parte de las piezas unisex con las que han arrancado la firma están prevendidas. Las que quedan por despachar se pueden encontrar en su página web, a un precio de entre 800 y 1.150 euros (en España no cuentan con puntos de venta físicos). Su próximo reto es lanzar un diseño realizado a partir del capó de un Lamborghini. Y ya están manos a la obra.