Cuando los responsables de Audemars Piguet abren los archivos de la casa, se topan con los secretos centenarios de la alta relojería en forma de piezas históricas complejas y bellísimas.

Es tal el bagaje de esta firma independiente que fundaron Jules Louis Audemars y Edward Auguste Piguet en 1875, que acaban de tomar un ejemplar ultracomplicado de 1899 de su museo para devolverlo a la actualidad. Se trata del reloj de bolsillo Universelle, uno de los ejemplares más intrincados de los anales de la manufactura y de la industria relojera en general. Y regresa al mercado en formato de pulsera, con la silueta de los contemporáneos Code 11.59 by Audemars Piguet, la colección que la marca alumbró en 2019.

El Universelle fue el reloj más complejo que elaboró Audemars Piguet en el siglo XIX. Constaba de 26 funciones, incluidas 19 complicaciones distintas, como un calendario perpetuo, gran sonería carillón, un despertador con indicación de los minutos y un cronógrafo con ratrapante (que mide tiempos intermedios con dos manecillas, una de las cuales se puede detener mediante un pulsador y, una vez efectuada la lectura, alcanzar nuevamente a la otra aguja).

La manufactura entregó ese movimiento a un relojero alemán, y, después de pasar de unas manos a otras y de perderse durante décadas, reapareció en 1993 en una subasta de Sotheby’s, en la que fue adquirido por un coleccionista británico. En 2001, su propietario llevó el calibre a un taller para que lo integraran en una caja de platino y personalizaran la esfera a su gusto. Once años después, el Universelle recaló en el departamento de reparaciones de Audemars Piguet, comandado por el gallego Francisco Javier Pasandin, conservador experto en relojes antiguos. Durante cuatro años fue totalmente restaurado, y se le devolvió su envoltura de oro rosa original. Finalmente, la marca que lo había alumbrado lo compró en 2016, y actualmente se exhibe en el museo de la firma en Le Brassus (Suiza), rodeado de otras joyas complicadas de la casa.

Hoy, Audemars Piguet presenta su primer reloj de pulsera automático ultracomplicado, el Universelle RD#4, un homenaje al reloj de bolsillo homónimo y a las grandes complicaciones de la manufactura. Han tardado unos siete años en darle vida, ya que por dentro es una virguería técnica, con su calibre automático (el 1000) formado por más de 1.100 componentes. Ofrece 40 funciones y 23 complicaciones, ahí es nada.

Las más difíciles de producir son la sonería (tiene un mecanismo Supersonnerie adicional, un avance de Audemars Piguet de 2015 para ampliar el sonido y su calidad), la repetición de minutos, el calendario perpetuo ultraplano de 2018, que no requiere de ningún ajuste manual hasta el año 2400, el cronógrafo flyback con ratrapante y el tourbillon volante. En él se han volcado todos los avances mecánicos de la firma a lo largo de las décadas, como el oscilador con mayor amplitud que ya incorporaron dos Royal Oak de 2022 para optimizar la distribución y la eficiencia de la energía del reloj.

Los diseñadores del Universelle del siglo XXI han tenido muy presente la ergonomía del reloj a la hora de confeccionarlo. Porque la idea no es que sus dueños los guarden en un museo, sino que los luzcan en su día a día, y que las funciones del instrumento sean intuitivas y fáciles de activar, gracias a tres coronas y a tres pulsadores que se han grabado con símbolos para recordar al usuario qué función representan. Además, para adaptar la caja a su mecanismo, el diámetro habitual de los Code 11.59 by Audemars Piguet, de 41 mm, se ha ampliado un milímetro, y el grosor se ha quedado en solo 15,55 mm. Una proeza relojera. Y las características habituales de los Code 11.59 siguen ahí: arquitectura curvada y multifacetada, bisel extraplano, cristal de zafiro de doble curvatura y carrura octogonal. Así, el Universelle aúna el pasado de una de las marcas más prestigiosas de la relojería mundial y su presente, encarnado en la línea Code 11.59.