El diseñador, junto con las primas y herederas del genial artista, lanzan tres colecciones de alhajas con creaciones del genial artista.
Con solo 17 años protagonizaba su primera exposición individual, con 20 recibía una beca para estudiar en la Academia de Bellas Artes y su influencia en la explosión creativa de los años 80 fue tal que llegó a ser bautizado como “el pintor de la Movida Madrileña”. Sigfrido Martín Begué (Madrid, 1959-2010) se licenció en la Escuela Ténica de Arquitectura de Madrid, pero los planos y las perspectivas se le quedaban pequeños a este genial artista que desarrolló su talento en diversas disciplinas. Quizá su prematuro fallecimiento en 2010 ha provocado quizá que las nuevas generaciones no le conozcan, pero sus primas y herederas de su legado se han propuesto que no sea así.
Para ello, han creado “Universo Sigfrido” o lo que han bautizado como “Sigverso”, “el conjunto perfecto de su personalidad, estética, genio artístico y de toda su obra, mediante el cual expresó su forma de ver no sólo la vida sino el arte”, nos explican Mónica, Beatriz y Laura. Las tres se criaron con él y los recuerdos son tan numerosos como divertidos, “Era el mayor de los nietos y nos llevaba muchos años de diferencia, pero siempre convivimos con su obra. Le recordamos muy cariñoso y teníamos unas conversaciones maravillosas con él porque parte de su imaginario era el nuestro y lo sigue siendo. Esos veranos en Benidorm, en el club náutico, siempre formarán parte de nuestra memoria”, rememoran.
Es precisamente su recuerdo el que quieren mantener muy presente a través de iniciativas como el lanzamiento de varias colecciones de joyas con el imaginario de Sigfrido realizadas por un buen amigo del artista, Chus Burés, que ha rescatado la colección Los cinco sentidos que hicieron juntos en los años 80. “Como muchos artistas, Sigfrido se sentía muy atraído por el mundo del diseño. De hecho, él hizo también muebles y objetos. Le gustaban mucho mis piezas y encontramos cierta conexión. Un día en mi estudio vio el broche ojo de mi colección Madrid 1985, le dije que quería hacer una serie basada en los cinco sentidos, temática muy de Sigfrido en esa época, se entusiasmó con la idea de una colaboración y acepté porque nos entendíamos perfectamente. Otra tarde, en su estudio, los dos juntos decidimos cómo iban a ser las alhajas, por qué elementos nos sentíamos atraídos o nos parecían acertados y, pasados unos días, me trajo una preciosa acuarela que todavía conservo”, evoca Burés.
Burés y Martín Begué se conocieron en 1985 en la galería de Juana de Aizpuru, en una exposición que celebró allí el joyero. “Madrid era una ciudad efervescente, abierta y comunicativa. Hubo una rápida conexión y admiración mutua, y con los años llegamos a ser grandes amigos”, nos cuenta Burés. Aquella primera colaboración protagoniza una reedición que se amplía con nuevas piezas como broches, colgantes y anillos en las que el surrealismo es la clave.
Además, Burés ha realizado nuevas colecciones inspiradas en la obra de Sigfrido que al pintor le habrían encantado; desde luego, él está convencido de ello. Por ejemplo, la sortija y los gemelos UFO, que parten de otra acuarela que Sigfrido le regaló a Chus en el año 2000. La tercera colección también tiene que ver con la temática extraterrestre, concretamente con el símbolo del planeta UMMO. “A Sigfrido siempre le apasionó todo lo oculto, en particular el fenómeno Ovni”, nos explica Chus Burés. “La historia de UMMO proviene de un supuesto avistamiento Ovni que hubo en el año 1967 en San José de Valderas.
Se trataba de una nave circular que, en su panza, tenía inscrito el signo con el que los ummitas firmaban sus comunicaciones. Esos ummitas, supuestamente, eran unos seres de una civilización técnicamente avanzada que provenían del ficticio planeta UMMO, y que contactaban mediante cartas, fotografías, llamadas telefónicas o avistamientos a personas creyentes en el fenómeno ovni. Fue un fenómeno con mucha popularidad que duró casi 30 años. Evidentemente, Sigfrido no podía ser ajeno a él”, relata Burés.
Chus Burés recibió la propuesta de hacer esta colaboración con gran alegría. “Por un lado, se trata de recuperar la memoria de Sigfrido con más intensidad; por otro lado, de acercar su gran legado a la sociedad, a coleccionistas que posiblemente no le conocieron, y a las nuevas generaciones”, enumera sobre un reto que para él ha resultado tan estimulante como gratificante. También para las herederas de Sigfrido. “Somos de mundos absolutamente distintos al artístico, pero nos mueve la pasión y el amor a la persona y al arte de Sigfrido. Chus era un gran amigo suyo y tiene muchos de sus rasgos creativos. Congeniamos y conectamos desde el principio. Nos lo ha puesto muy fácil, el hilo conductor ha sido el cariño a Sigfrido. Cuando estamos con él lo sentimos muy presente, y creemos que a él también le pasa lo mismo”. Las tres colecciones, que han contado con Mario Vaquerizo y Alaska para sus fotografías de campaña, podrán adquirirse en la tienda del Museo Thyseen-Bornemisza.
Fuente: www.revistavanityfair.es