Hace 50 años las joyas con piedras preciosas auténticas eran adquiridas en un 95 % por hombres mayores de 40 años como obsequio a mujeres. A veces las mujeres intervenían en la elección pero en muchos casos eran „sorprendidas“ con un nuevo regalo.
La alta joyería estaba destinada a un público reducido de alto poder adquisitivo especializado en cuatro gemas: Diamantes, Rubíes, Esmeraldas y Zafiros. El metal precioso era fundamentalmente el oro 18 quilates y el platino. La gran mayoría de la gente tenía acceso a una joyería más humilde, con gemas menos cotizadas, que a pesar de ser excelentes y bellas piedras preciosas se las catalogaba entonces con el nombre de “semi-preciosas” y los más jóvenes sólo podían tener acceso a bijouterie económica, producida masivamente y totalmente exenta tanto de metal precioso como de gemas.
El primer gran cambio lo produjo el rol de la mujer en la sociedad. Particularmente en occidente la mujer hace ya décadas que está fuertemente representada en el mundo del trabajo lo que le otorga la posibilidad de tener ingresos de dinero sin depender económicamente del hombre. En consecuencia es ella quien decide cual es la joya que desea llevar y elije y compra por si misma los accesorios que le interesan.
Las actuales generaciones femeninas y masculinas adquieren joyería y aprecian fundamentalmente las piedras genuinas y los metales preciosos. Esto se debe sin duda a que la joyería se ha vuelto más accesible para todos. Como la moda no puede quedarse atrás los diseñadores de joyas buscan renovar permanentemente la joyería clásica con formas nuevas, piezas conceptuales y amuletos étnicos.
Hoy los jóvenes tanto roqueros, raperos, hip hop o tecno usan piedras preciosas en sus accesorios, ya sea anillos, pendientes y colgantes como así también incrustadas en los dientes. Y el enorme público que les sigue desea tener acceso a las joyas con piedras auténticas.