El hallazgo de un diamante en una mina de Botsuana ha sacudido el ranking de los diamantes más grandes del mundo, donde con sus 2,492 quilates se ha convertido en el mayor de cuantos se han encontrado en el siglo XXI y en el segundo más grande de cuantos han visto la luz.

En la primera posición sigue el diamante Cullinan, de 3,106 quilates y fragmentado en una serie de gemas bien conocidas: las más importantes forman parte de las joyas de la corona británica.

“Es abrumador”, ha declarado el presidente de Botsuana, Mokgweetsi Masisi, quien ha sido el encargado de presentarlo al mundo. “Tengo mucha suerte de haber visto algo así”.

El diamante, que pesa más de medio kilo, aún no tiene nombre y su valor aún no ha sido calculado. El proceso para fijar este último dato podría prolongarse varios meses, pero algunos expertos ya han manifestado que es probable que se venda por decenas de millones.

En 2019, Lucara Diamond Corp, la empresa responsable del hallazgo, encontró en la misma mina de Botsuana el que ahora ha pasado a ser el tercer diamante más valioso, Sewelô, de 1,758 quilates y vendido en 2020 a la casa Louis Vuitton por un precio que no se hizo público.

Este tipo de diamantes se cortan luego en otras gemas más pequeñas que se usan en la confección de joyas, como ocurrió en su día con el diamante Cullinan, el más grande del mundo, hallado en Sudáfrica en 1905 y cortado luego en Amsterdam en nueve gemas grandes (y una serie de brillantes pequeños) usadas para varias joyas en posesión de la familia real británica.

El diamante Cullinan I y el Cullinan II forman parte de las famosas joyas de la corona, custodiadas en la Torre de Londres: el primero se encuentra engarzado en el cetro del soberano y el segundo en la corona imperial del Estado. Otras fueron adquiridas para confeccionar joyas de la reina María de Teck (abuela de Isabel II) como las que se colocaron en la corona que usó Camilla en su coronación el año pasado, mientras que algunas entraron en el joyero real en la era eduardiana.