En la inmensa África hay territorios minúsculos que esconden tesoros únicos en el mundo. Como Lesoto, donde se han encontrado algunos de los diamantes más grandes del mundo.

Aislada y sin salida al mar, la antigua Basutolandia se yergue orgullosa, cimentada en las montañas que forman dos tercios de su territorio. Su historia, llena de luchas de poder desde que en 1820 el rey Moshoeshoe unificó las tribus basoto, pasó del protectorado de Reino Unido a la independencia en 1966, estableciendo una monarquía parlamentaria democrática y con un intento de golpe de estado fallido que dejó el control a los militares durante un tiempo. Rodeada de Sudáfrica es, sin embargo, la fuente de salvación de este país más rico y estable que vive una crisis de escasez de agua.

Es en este pequeño lugar donde se ha hallado el quinto diamante más grande del mundo. Una piedra preciosa de 910 quilates cuyo tamaño equivale al de dos pelotas de golf. Todo un lujo que se ha vendido por más de 32 millones de euros. Y no es la primera vez que ocurre: en 2015 la empresa británica a cargo de la actividad minera, Gem Diamonds Ltd, dio con otro enorme ejemplar de 357 quilates que compraron por 15,5 millones.

La aportación al PIB de Lesoto de la exportación de estas codiciadas piedras pasó del 0,1% en 2002 al 31% en 2011, según datos del Banco Central. En 2009 la crisis financiera provocó una caída al 18,3% remontando en 2010 hasta el 20,8%. Gem Diamonds Ltd opera desde 2006 en la llamada Suiza africana -por su orografía y nieve.

Lesoto es una patria que cuenta con carreteras y está comunicada con alguna ruta aérea pero vive asolada por un terreno complicado de domar, con dos millones de personas dispersas en 30.000 kilómetros cuadrados. Muchos emigran tras agotar las opciones en su tierra de origen.