Los frikis de los relojes tendemos a pensar que los movimientos mecánicos son superiores a sus homólogos de cuarzo, si no tecnológicamente, al menos románticamente.

Al fin y al cabo, hay algo intrínsecamente mágico en ese grupo de engranajes, ruedas y pequeñas joyas que trabajan al unísono para impulsar un conjunto de agujas alrededor de una esfera utilizando nada más que la energía potencial almacenada en un muelle. Por alguna razón, la introducción de una pieza de cristal y una pila disuelve esa magia, con el resultado de que muchos coleccionistas simplemente no están dispuestos a desembolsar mucho dinero por un reloj de cuarzo (y eso que la tecnología de cuarzo es mucho más precisa que la mecánica). Pero los entendidos reconocen algunas excepciones a esta regla: a veces aparece un reloj de cuarzo demasiado innovador y magistral para ignorarlo. El F.P. Journe Élégante es uno de esos modelos. Su corazón palpitante no tiene nada que ver con esos relojes baratos que puedes comprar en un centro comercial y que dejan de funcionar después de un año en la muñeca de un niño de diez años. Por el contrario, incorpora un movimiento electromecánico único que integra un microprocesador para ahorrar energía.

Una vez que el reloj está inactivo durante aproximadamente media hora, pasa a una especie de modo de espera: las manecillas dejan de bailar alrededor de la esfera, pero el movimiento sigue registrando el tiempo internamente. Cuando te pones el reloj en la muñeca otra vez, las agujas vuelven a su lugar en la hora correcta y continúan moviéndose. Este sofisticado sistema, con su peso de inercia expuesto visible aproximadamente a las 4:30 en la esfera, permite una reserva de marcha de ocho a diez años cuando está en uso y de 18 años en reposo.

Por eso un Élégante cuesta varios cientos de miles de euros, en función de su configuración. Hace solo unos días, Phillips, en colaboración con F.P. Journe, subastó un Élégante Titalyt especial de 48 mm por 420.000 dólares (más de 386.000 euros), el 100% de cuya recaudación se destinó a la Fundación estadounidense para la Investigación del Cáncer de Mama. Es el segundo reloj de cuarzo más caro de la historia y el más caro sin diamantes. Este Titalyt, llamado así por el tratamiento de color oscuro que mejora la dureza de su caja de titanio Tortue de grado 5 —que en realidad mide 40 mm de diámetro y 48 mm de tirante a tirante—, resulta tan excepcional por su esfera, en la que el número "1" estilizado está ejecutado en rosa, en lugar del negro del modelo de serie, y va unido a una correa de caucho rosa.

Aunque el Élégante se lanzó originalmente como colección femenina, la caja de 40 mm de ancho del Titalyt se diseñó "para la muñeca masculina o para las mujeres a las que les gusta llevar relojes de gran tamaño", explica la marca. Con su atractiva mezcla de esfera de inspiración clásica e increíble tecnología moderna, no es de extrañar que los clientes hombres de Journe estuvieran interesados en una versión más grande del Élégante original.

De hecho, hay muy pocos relojes de pila que hagan vibrar los corazones de los coleccionistas, pero si alguien tenía que construir uno que capturara la imaginación de los aficionados a la relojería de todo el mundo, ése era François-Paul Journe, ampliamente considerado como uno de los mejores relojeros de nuestro tiempo.