Cada vez más firmas relojeras de las que nos gustan y más minoristas se están moviendo para formar parte del mercado secundario de relojes. Porque se espera que el segmento de los de segunda mano sumará 79.000 millones de euros en 2033, más del triple de los 25.000 millones del año pasado, superando al mercado primario, según un informe de la consultora LuxeConsult. Eso son muchos millones como para no querer parte del pastel. Puesto que los relojes de alta gama están hechos para durar y pueden cambiar de manos varias veces, también pueden venderse varias veces.

Ahora es más fácil obtener un "certificado de segunda mano" (CPO en inglés), como ocurre con los coches, que hace dos años. Con ello, los fabricantes controlan el precio y la calidad de las piezas en circulación y atraen a nuevos clientes, incrementando las ventas de relojes nuevos a través de programas de intercambio. Es útil también cuando el crecimiento del mercado primario se desacelera. Y los compradores, que casi tenían que acudir a callejones oscuros de mala muerte a por su reloj de estraperlo, pueden adquirir los relojes usados con más confianza, en proveedores conocidos y con la garantía y el servicio de fábrica de la marca. ¿A un precio más alto que en el llamado mercado gris? Puede que sí. Pero con más avales de que su reloj tiene un número de serie “real”.

No todos quieren formar parte de este segmento de la industria. El grupo Swatch (propietario de Omega, Blancpain y Breguet, entre otras) no invertirá en él ni un euro. Su director ejecutivo, Nick Hayek, dijo en enero lo siguiente: “Las personas que quieren comprar relojes usados pueden hacerlo como compran muchas otras cosas. No nos necesitan”. Pero estas otras marcas sí se han rendido a la segunda mano:

Grupo Richemont

El grupo suizo Richemont, propietario de numerosas firmas relojeras (IWC, Panerai, Vacheron Constantin…), además de dueño de Cartier y Montblanc, decidió comprar en 2018 una web de compra y venta de relojes de lujo usados ya existente, la británica Watchfinder & Co., que opera desde 2002.

Richard Mille

Fue pionera, allá por 2015, a la hora de establecer un programa de segunda mano con una red de minoristas homologados para garantizar la reventa de sus relojes de acuerdo con sus estándares de calidad. En 2020 abrió su primer concesionario autorizado de relojes usados en Europa y Oriente Medio. Se llamó Ninety porque se ubicó en el número 90 de Mount Street (en el barrio de Mayfair de Londres). Ahora va a inaugurar su segunda tienda de este tipo en Ginebra (Suiza). En Asia y en Estados Unidos dispone de otras subsidiarias.

En los distinguidos salones de Ninety, que dispone de un taller propio con un relojero, reciben a quienes buscan modelos inusuales y descontinuados de Richard Mille para revenderlos. Antes los restauran estéticamente y mecánicamente, y los someten a controles de calidad con servicios de mantenimiento y reparación. El objetivo es brindar a los potenciales propietarios de la firma la confianza de que están comprando el producto genuino, con su autenticidad certificada y garantizada por la enseña, sin que ningún relojero inexperto se lo cargue. Cada reloj va acompañado de un manual de mantenimiento, un certificado de autenticidad y una garantía de dos años.

Rolex

La marca de la corona también ofrece la posibilidad de adquirir sus productos usados certificados como auténticos y garantizados por la casa. Entró en el mercado secundario a finales de 2022 junto al minorista suizo Bucherer. A partir de entonces, más distribuidores oficiales han ido recomprando a los clientes que lo desean sus relojes de al menos tres años de antigüedad. Rolex los revisa, certifica que son auténticos y les añade un sello oficial de autenticidad (Rolex Certified Pre‑Owned) y una garantía de dos años antes de llegar a los distribuidores autorizados.

Audemars Piguet

A principios de año, la firma que fabrica el Royal Oak anunció que lanzará su propio programa de relojes de segunda mano a finales de 2023. Otras marcas Los relojes de segunda mano certificados MB&F seleccionados pasan por una revisión completa en su taller de Ginebra, donde los limpian, los pulen y verifican la resistencia al agua, las funciones de movimiento, la regulación del tiempo... “Si es necesario, restauramos usando nuestras propias piezas originales. Y enviaremos la pieza a cualquier parte del mundo sin cargo”, dicen. La garantía también es de dos años.

Otras marcas nicho como Linde Werdelin, FP Journe y H. Moser & Cie también están en ello.