Isidoro Hernández siempre sintió debilidad por las piedras preciosas y dibujar era su mayor afición. Nos cuenta que, siendo adolescente, se enteró de que había un oficio que podía unir sus dos pasiones: la joyería.

Es todo un experto joyero en un negocio donde conocer bien las gemas y tener el gusto (y la osadía) de combinarlas puede marcar la diferencia.

Cuenta que su fuente de inspiración es infinita, desde “un momento, un olor o una película, hasta otra época o estilo como el Art Decó, el modernismo, la arquitectura contemporánea o personajes como Tamara Lempicka, Gustav Klimt, Alexander Calder, Zaha Hadid o, incluso, C.Tangana”.

Una de las piezas que recuerda con especial cariño son unas tiaras que diseñó con motivo de la boda de los reyes, Letizia y Felipe, “para que se viera como podría versionar algo y convertirlo en actual”, rememora, “me las pidieron para una producción de una conocida revista y cuando apareció publicado… ¡sorpresa! La modelo de dicha producción fue Naomi Campbell algo que me volvió loco y que a día de hoy no se me puede olvidar”.

Si tuviera que quedarse con una piedra, no lo duda, “el diamante”. Aunque asegura que le es infiel constantemente: “el cuarzo en todas sus variantes, las perlas, el ónix… Cualquier cosa que brille me gusta, estoy seguro de que en otra vida fui una urraca, es superior a mis fuerzas”.