La génesis de la era retro provino de una colección francesa de joyería exhibida por Van Cleef & Arpels en la Feria Mundial de 1939 en Nueva York. Poco después de que se mostrara la colección, estalló la guerra en Europa y la colección permaneció en los Estados Unidos mientras duró la guerra.

Coincidiendo con los años de la Segunda Guerra Mundial, reflejó, como muchas otras épocas de la joyería, los cambios sociales que se estaban produciendo en el mundo, algunos a un nivel metafórico y otros a un nivel muy práctico.

El oro fue el principal metal precioso empleado en los años 40. Cadenas cilíndricas, tubos de oro con líneas sinuosas y broches grandes con motivos florales se fabricaron con oro. Con el fin de la guerra, las casas de alta costura parisinas como Christian Dior, Yves Saint Laurent y Chanel recobraron el brío, vistiendo a las mujeres más glamurosas de la sociedad.

El oro amarillo siguió gozando de gran popularidad y se combinó con gemas como turquesas, amatistas y por supuesto, las siempre deseadas joyas en oro y diamantes.

Figuras como Grace Kelly y Jackie Kennedy fueron un referente de estilo y pusieron en gran valor los collares de perlas, que tuvieron un renacimiento convirtiéndose en la pieza que toda mujer debía tener en su joyero.

Otra figura destacada del momento fue el platero Georg Jensen, cuyos diseños escandinavos son muy valorados por los coleccionistas de todo el mundo y de los que Balclis ha vendido varios ejemplares.