La célebre cruz de Attallah, que perteneció a Lady Di, es una joya única y era de esperar que el precio de salida de la subasta –fijado entre 80.000 y 120.000 libras esterlinas por la casa de subastas Sotheby's– resultara impactante. De hecho, hicieron falta ni más ni menos que 163.800 libras (unos 190.000 euros) para adjudicárselo a la compradora final: Kim Kardashian.

Se dice que era una de las joyas preferidas de Diana Spencer y fue creada en los años veinte por los joyeros de la corte de Garrard. Todos nos acordamos de la foto de la princesa cuando lució la cruz con un vestido de la diseñadora Catherine Walker en octubre de 1987 con motivo de una gala benéfica en apoyo de Birthright, una ONG que protege los derechos humanos durante el embarazo y el parto.

El colgante, que se distingue por sus detalles florales, mide 136 x 95 mm y se compone de 11 amatistas de talla cuadrada engastadas con diamantes de talla redonda, para un total aproximado de 5,25 quilates.

De una belleza impresionante, la cruz no pertenecía realmente a Diana, sino al empresario y escritor Naim Attallah (que da nombre a la joya), que la compró en los años ochenta. Diana pudo lucir la preciosa joya gracias a la amistad que los unía y, aunque parezca increíble, fue la única persona que lo ha hecho… al menos hasta ahora.

La joya está ahora en manos de su nueva dueña: Kim Kardashian y, como era de esperar, las redes sociales no han tardado en reaccionar con ironía tras la última 'adquisición' de la súper influencer. “Está intentando traumatizar a los fantasmas de mujeres icónicas”, comentaban algunos, mientras otros dejaban que sus memes hablaran por sí solos: “Kim Kardashian en la tienda de recuerdos de famosas muertas”.

La pasión por las piezas icónicas de un solo dueño parece ser el auténtico fetiche de Kim Kardashian. Por supuesto, a todos nos viene a la cabeza la imagen de cuando se puso el icónico vestido de Marilyn Monroe en la Gala Met de 2022.