El rey Carlos III ha participado en la que se conoce como su “segunda coronación”, en esta ocasión en suelo escocés. Tras su coronación el pasado 6 de mayo, en la ceremonia del 5 de julio se le han ofrecido las joyas de la corona más antiguas de las islas británicas (y las segundas más antiguas de Europa): los Honores de Escocia, de casi 500 años de antigüedad.

Tras recorrer la Milla Real de Edimburgo en la "procesión del pueblo", que simboliza el vínculo entre la monarca y el pueblo escocés, el rey recibía los Honores de Escocia en una misa de acción de gracias celebrada en la catedral de St Giles de Edimburgo. Por último, ha sido homenajeado con una salva real y un desfile aéreo.

Los Honores de Escocia, también conocidos como las joyas de la corona escocesa, son de oro, plata y piedras preciosas, datan de los siglos XV y XVI, y se utilizaron juntos por primera vez en 1543, concretamente en la coronación de María I de Escocia, que entonces tenía apenas nueve meses de edad. Los Honores siguieron utilizándose hasta el reinado de Carlos II, coronado en 1651. Están compuestos por tres elementos principales: una corona de oro, conocida como la corona de Escocia, un cetro y una espada del Estado, todos ellos obsequio de los papas del Renacimiento. En la actualidad, las joyas se encuentran expuestas en la sala de la corona del castillo de Edimburgo.

La corona de Escocia

La corona de Escocia es la pieza más importante de los tres Honores de Escocia. Se fabricó una versión anterior durante el reinado de Roberto I Bruce, que la encargó para su hijo David. En 1540 se creó una versión posterior (la actual) para Jaime V, que la llevó por primera vez en la coronación de la reina consorte María de Guisa. María I Escocia fue también coronada con ella en 1543. Se utilizó por última vez en la coronación del rey Carlos II. Fabricada en oro y plata macizos, la pieza pesa 1,6 kilogramos y está decorada con 22 gemas y 20 piedras preciosas, así como perlas de agua dulce, procedentes de los ríos de Escocia.

El cetro

Los orígenes del cetro no están del todo claros, si bien se cree que data del año 1494, cuando el papa Alejandro VI se lo regaló a Jaime IV. Fabricado originalmente en Italia en plata dorada, en 1536, el orfebre edimburgués Adam Leys lo remodeló y alargó para Jaime V en 1536. Mide 86 cm de largo y posee un asa unida a la parte inferior de una vara hexagonal, grabada con motivos grotescos, urnas, hojas, cardos y flores de lis. La parte superior del cetro está rematada con delfines (símbolos de la Iglesia) y tres figuras religiosas. También lleva una esfera de cristal pulido.

La espada del Estado

La espada del Estado se remonta a 1507 y fue un obsequio del papa Julio II para Jaime IV. Mide 137,8 cm y su hoja de acero lleva grabadas a ambos lados las figuras de san Pedro y san Pablo, con sendas incrustaciones de letras doradas que rezan "JULIUS II PONT MAX". El mango de plata dorada está decorado con hojas de roble y bellotas. Fue considerada demasiado frágil para ser utilizada en la coronación, por lo que varios artesanos escoceses fabricaron una nueva para este propósito, llamada espada de Isabel.