En 1906 se terminaban las obras de un edificio en pleno Paseo de Gracia firmado por el genial Gaudí. Uno de los monumentos más visitados de la Ciudad Condal para el que ahora se tendrá una excusa más para visitar. Durante la renovación de la boutique de Barcelona, Cartier se instalará hasta el próximo mes de junio en la primera planta de la icónica Casa Batlló.
La tienda contará con un acceso propio desde el número 43 del Paseo de Gracia y tendrá dos espacios diferenciados, por un lado el dedicado a las colecciones de la firma y, por otro, un lugar para encuentros culturales en los que se establecerá un diálogo entre las diferentes fuentes de inspiración que unen a Cartier con Casa Batlló y donde los visitantes de la tienda podrán disfrutar además de una experiencia de realidad virtual que supondrá una auténtica sorpresa.
La visión de Antoni Gaudí y Cartier tiene varios puntos en común que hacen de esta convivencia temporal un acontecimiento de lo más interesante para los amantes del diseño. Ambos cuentan con un lenguaje creativo propio gracias a su espíritu pionero y a la manera de crear sus obras sin miedo a probar nuevos materiales o nuevas formas. También los dos se sirvieron de los mejores artesanos de su tiempo para extraer la belleza de cualquier parte. Tal y como explica Nicolas Helly, director general de Cartier Iberia: “Es el encuentro entre dos grandes creadores, como fueron Antoni Gaudí y Louis Cartier, que desarrollaron un estilo propio y fueron unos auténticos pioneros para su época. Esta intervención efímera constituirá el prólogo para el diseño de la nueva boutique en Barcelona que abrirá sus puertas al público en el verano de 2022”.
Para crear este espacio, los decoradores responsables de las tiendas de Cartier tomaron como punto de partida la obra de Gaudí y, a través de sus motivos más icónicos, crearon un diálogo con los de la firma de joyas: las formas orgánicas, las geométricas procedentes de la naturaleza, el hierro forjado, el vidrio tintado de diferentes colores, los mosaicos o las cerámicas conviven con las sinuosas formas de Casa Batlló y con las joyas de motivos botánicos y formas de animales de Cartier.
“Es bello ver el paralelismo entre ambas marcas mediante la fusión de las formas orgánicas y las innovaciones al servicio del arte”, comenta Gary Gautier, Director de Casa Batlló, sobre esta instalación temporal.
Casa Batlló recibía antes de la pandemia alrededor de un millón de visitas anuales. El edificio original fue adquirido por Josep Batlló en 1903 y encargó a Antoni Gaudí la reforma pidiéndole total libertad para acometer el rediseño. En 1906 finalizan los trabajos y el edificio ha cambiado por completo: su fachada, la distribución de los interiores, se añade una planta y se amplia el patio de luces convirtiendo su interior también en una obra de arte. En los años 90 la propiedad del edificio pasa a manos de la familia Bernat, propietarios de Chupa Chups, y ellos restauran íntegramente el edificio y, en 1955, abre la casa la sociedad y da acceso a todo el mundo a este tesoro de la arquitectura. Una joya que ahora alberga una de las tiendas de joyas más icónicas del mundo.
Fuente: www.revistavanityfair.es