La reina Letizia era muy consciente del interés que iba a suscitar los retratos que le ha tomado la fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz para la colección del Banco de España con motivo de los 10 años de Felipe VI como rey, y que por fin este martes, siete meses después de que fueron tomados en uno de los salones del palacio real de Madrid, dicha institución ha hecho públicos.
Por eso ha cuidado mucho todo lo relativo a su atuendo, desde el vestido que ha elegido del archivo de Cristóbal Balenciaga, vinculado a la familia real española (además de a otras como la belga) por los diseños que creó para la reina Victoria Eugenia, al collar de diamantes que lleva puesto en las fotos, y que a falta de una tiara es la joya protagonista de estos históricos retratos.
El collar en cuestión se trata precisamente de una de las joyas que entró en el joyero real en tiempos de la bisabuela de Felipe VI y clienta de Balenciaga, las llamadas joyas de pasar, un lote de piezas que desde la muerte de Victoria Eugenia en 1969 han usado sus sucesoras como consortes del rey de España: primero la reina doña Sofía y, desde hace diez años, la reina Letizia.
El collar fue uno de los regalos que le hizo Alfonso XIII a Victoria Eugenia de Battenberg con motivo de su boda, celebrada en Los Jerónimos en 1906. Es obra de Ansorena, la joyería española autora de otras de esas joyas de pasar como la tiara de las flores de lis, y está compuesto de brillantes de diamantes tallados en forma redonda y engastados en bisel o chatón, el estilo preferido de Victoria Eugenia, quien legó al joyero real otras joyas de chatones como, por ejemplo, los pendientes que lleva también Letizia en estos retratos. A la bisabuela de Felipe VI le gustaban tanto los chatones que, de hecho, Alfonso XIII empezó a regalárselos con motivo de sus cumpleaños y otras fechas especiales (y según la leyenda también cada vez que le era infiel).
Victoria Eugenia fue incorporando estos chatones extra a su collar, y de esta manera la joya acabó llegándole hasta la cintura, pasando de ser un collar rivière a lo que se conoce como sautoir.
Más tarde, ya en el exilio, la abuela del rey Juan Carlos mandó dividirlos en dos collares diferentes: uno más largo, compuesto de 38 chatones, y otro más corto, si bien le gustaba ponérselos juntos (como por ejemplo hizo en la boda de su nieta la infanta Pilar).
Es difícil saber cuál de estos dos collares lleva la reina Letizia en el retrato de Leibovitz. Tras la muerte de Victoria Eugenia, el collar más largo lo heredó su hijo pequeño, don Juan de Borbón, y pasó a formar parte de las llamadas joyas de pasar, por lo que lo lógico es pensar es que el que lleva la reina Letizia se trata de este collar, si bien habría sido acortado a su vez.
Doña Letizia, quien lo usó por primera vez en 2019 con motivo de la entronización del emperador Naruhito de Japón y volvió a ponérselo dos años después para la cena de gala en honor del presidente de Italia, no ha usado por ahora el collar en su versión más larga, mientras que doña Sofía sí usó la pieza de 38 chatones para varias de sus apariciones públicas como reina de España.
Fuente: www.revistagq.com