A pesar de que este país no es muy popular por este tipo de joyas, las princesas de cada generación se han encargado de crear colecciones muy especiales.

Aunque no siempre las joyas se han heredado de madres a hijas –o hijas políticas. No desde que Carlota Grimaldi, la madre de Rainiero III y bisabuela de la actual Carlota, se negase en rotundo a ceder sus pertenencias a la princesa Grace Kelly, esposa de su hijo. Desde este momento, cada princesa ha ido creando su colección particular de joyas –que después pasa a su heredera de sangre. El caso más significativo es el de Charlène Wittstock, la esposa de Alberto de Mónaco, quien ha sufrido directamente las consecuencias de la cesión de Carlota a su nieta Carolina, saltándose una generación y desviando la línea sucesora.

También es cierto que Mónaco tampoco es un país referente por la magnitud y presencia de sus tiaras. Recordemos que ni Grace Kelly ni la princesa Carolina las llevaron el día de su boda. Aunque, por supuesto, esto no significa que no tengan una bonita colección. A continuación reunimos las tiaras más significativas de la familia monegasca, sobre los hombros de sus propietarias:

Tiaras de Grace Kelly

Las tiaras que lució Grace fueron principalmente regalos de boda y préstamos. Aunque la americana no solía lucir joyas con grandes ornamentos –solía lucir piezas adaptadas a sus peinados o muestras pequeñas– la tiara Bains de Mer fue muy popular.
La tiara Bains de Mer está diseñada con diamantes y rubíes (piedra favorita del país), ensartados en oro y platino. Fue realizada por Cartier en 1956, y su característica más significativa es que las tres piedras que adornan la cúspide de la joya se pueden separar de la base y ser utilizadas independientemente como collar o broche. Esta joya fue un regalo de boda de la Société de Bains de Mer, una empresa monegasca propietaria y fundadora del Gran Casino, la Ópera y el Hôtel de Paris en Monte Carlo, entre otros.

Tiaras de la princesa Carolina

Carolina de Mónaco es la principal heredera de todas las tiaras históricas de la familia mediterránea. Además, tras su enlace con el príncipe Ernesto Augusto de Hannover, también ha recibido parte de las tiaras de esta rama de la realeza.

Carolina de Mónaco, en el cumpleaños del rey Carlos Gustavo de Suecia, con la tiara Cartier Pearl Drop en la cabeza y la tiara Fringe a modo de collar. La preferida de Carolina, de la parte de su familia, es la tiara Cartier Pearl Drop. La tiara fue un regalo de bodas del príncipe Pierre de Mónaco a su mujer Carlota en 1949. Tras su muerte, fue heredada por la princesa Carolina. Como su nombre indica, está formada por perlas en forma de pera que cuelgan de los arcos plagados de diamantes. Con base de oro blanco y platino no sólo es la más significativa por su tradición, también por su belleza. Su disposición recuerda a la adorada Lover's Knot de la reina Isabel II.
A su vez, la princesa Carolina ha vestido en múltiples ocasiones la tiara Diamond Fringe a modo de collar, siempre acompañada de unos pendientes art déco también de diamantes. Se dice que este conjunto fue de su abuela la reina Carlota.

Tiaras de la princesa Charlène

Desde su enlace con el príncipe Alberto, la princesa Charlène ha iniciado su propia colección de joyas. Entre ellas se encuentra la tiara Espuma de Diamantes (Baumer Aigrette Tiara) y la tiara Oceáno, con motivos marinos que recuerdan a su vida como nadadora y su cercanía con el Mediterráneo.

La primera es un diseño de Lorenz Bäumer realizado en 2011 para la recepción que se ofreció a los miembros de la realeza tras su enlace matrimonial. La Océano, elaborada con diamantes y zafiros, fue diseñada por Van Cleef and Arpels en 2011 como regalo del príncipe para su esposa.