Las perlas cultivadas son relativamente suaves en comparación con otras piedras preciosas y metales preciosos. Es importante tener un cuidado especial para asegurar que permanezcan brillantes y hermosas siempre.

Los cosméticos, perfumes y productos para el cabello contienen químicos que pueden opacar el brillo de una perla durante largos períodos de tiempo. Incluso los ácidos contenidos en los aceites corporales y la transpiración pueden dañar el brillo de la misma manera. Por lo tanto, es mejor ponerse las perlas después de aplicar maquillaje, perfume y spray para el cabello. También se sugiere que limpie sus perlas con un paño suave después de usarlas.

Siempre mantenga sus perlas separadas de los artículos de joyería dura, como metales y otras piedras preciosas, para evitar que se dañen. Las perlas se guardan mejor en una bolsa de tela suave o en un joyero forrado por separado.

Si usa sus perlas varias veces a la semana, es mejor llevarlas de vuelta a su joyero para volver a enhebrarlas cada dos años para evitar que se rompan los hilos. Al volver a ensartar sus perlas, lo ideal es usar solo hilo de seda. Sin embargo, el hilo de nylon es una alternativa aceptable. Asegúrese de que la cuerda esté anudada entre cada perla. El anudado individual evitará que todas las perlas de un hilo se caigan en caso de que se rompa. Anudar también evita que las perlas se rocen unas contra otras

Diferencia entre perlas cultivadas y perlas naturales

Las perlas cultivadas son perlas reales cultivadas dentro de ostras reales en granjas de perlas en Japón, Australia, Indonesia, China y muchos más lugares.

Las perlas naturales o silvestres son aquellas que encuentran los recolectores de mariscos por pura casualidad o aquellos que sumergen en busca de ellas para su comercialización. Puede que tengan que abrir 10,000 ostras para encontrar una perla natural de calidad. Es esta rareza lo que les da su alto precio, no necesariamente su belleza. La mayoría de las perlas reales hoy en día se cultivan insertando material en un molusco, después de lo cual el molusco deposita capas concéntricas de nácar hasta que se forma una perla. El nácar iridiscente es el sello distintivo de una perla real.

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