El histórico y lujoso joyero de la reina Isabel II es tan valioso que ni siquiera se le puede poner precio. Algunas piezas han pasado de generación en generación entre los monarcas británicos. Otras fueron regalos personales. Se separan en joyas reales y joyas de la corona.

Algunas de las lujosas piezas son propiedad de la Casa Real, eso asegura que queden siempre en manos de los reyes y reinas. Otras eran de la Reina y pasarán a sus herederos. Se supone que la mayor parte del joyero irá a manos de Kate Middleton, si bien Camila de Cornualles ya tiene acceso a algunas de las preciadas alhajas.

Se supone que la mayor parte del joyero irá a manos de Kate Middleton, si bien Camila de Cornualles ya tiene acceso a algunas de las preciadas alhajas.

Las joyas de la corona

Las joyas de la Corona británicas son insignias y elementos que pertenecen a la Casa Real. Se usan en las ceremonias de coronación, apertura del parlamento y otros actos oficiales. Es considerada la colección de joyas más valiosa del mundo y se custodia en la Torre de Londres. La Corona imperial del Estado es una de las principales joyas de la corona británica. Se usa fundamentalmente en las coronaciones de los monarcas del Reino Unido y en las ceremonias de apertura del parlamento.

La Corona Imperial del Estado es de 1838 y se estrenó en la coronación de la Reina Victoria. Tiene 2868 diamantes, 273 perlas, 17 zafiros, 11 esmeraldas, y 5 rubíes. Las piedras se pueden quitar y usar como colgantes, anillos o broches. El diamante Cullinan, conocido como Estrella del Sur, es el mayor diamante hallado en toda la historia del que se tenga conocimiento. Procedía de una mina sudafricana y pesaba en bruto más de 3000 quilates (600 gramos). El diamante en bruto fue entregado como obsequio en su cumpleaños al Rey Eduardo VII, quien ordenó tallarlo en 1906. Se obtuvieron un total de 150 piedras, que fueron ordenadas y bautizadas según su peso como Cullinan I, Cullinan II, Cullinan III, etc.

La corona de diamantes de la reina Isabel II

La diadema de diamantes se creó para la coronación de Jorge IV en 1821. Está engastada con 1333 diamantes y tiene una banda con dos filas de perlas. Los diamantes superiores forman una rosa, un cardo y dos tréboles, los emblemas nacionales de Inglaterra, Escocia e Irlanda. La diadema fue heredada en 1837 por la reina Victoria, que fue pintada y fotografiada usándola, incluso en varios de los primeros sellos postales, como el Penny Black. La Diadema pasó a la Reina Alexandra, la Reina María, la Reina Isabel, la Reina Madre y luego a Isabel II, que la usó en actos y viajes desde el primer año de su reinado.

La tiara Lover Knot, la favorita de Lady Di

La joya fue creada para la reina María en 1914 por la Casa Garrard a partir de perlas y diamantes que ya eran propiedad de su familia. Mary se inspiró en el tocado de su abuela, la princesa Augusta de Hesse, la tiara original de Cambridge Lover’s Knot, que actualmente se cree que se encuentra en una colección privada desconocida. En 1981, la reina le prestó la tiara Lover’s Knot a la princesa Diana como regalo de bodas y se convirtió en una de sus piezas favoritas, a pesar de ser tan pesada que le hacía doler la cabeza. Después de varios años de la muerte de la Lady Di, la tiara reapareció en la cabeza de Kate Middleton.

La preferida de Isabel II: la tiara rusa Vladimir

La tiara más conocida y utilizada de la colección real es la Tiara Vladímir de la Gran duquesa María Pávlovna. La Gran duquesa de Rusia era una de las grandes coleccionistas de joyas de la corte de los zares, y poseía una impresionante colección. Esta pieza habría sido tomada durante la Revolución Rusa en 1917 y luego recuperadas a su propietaria. Cuenta con quince círculos de diamantes, cada uno con una perla engastada dentro. La Reina Isabel II lució esta pieza en varias ocasiones, a veces sacando las perlas o sustituyéndolas por esmeraldas.

Los infaltables collares de perlas

Si hay algo que identificó siempre a la reina Isabel II fueron los collares de perlas. El primero de su joyero, de tres vueltas, fue un regalo de su padre por su Jubileo de Plata, cuando ella tenía apenas 9 años y fue propiamente su primera pieza de joyería que a partir de ahí usó en la mayoría de sus eventos.

Para el día de su boda, la entonces heredera de la corona eligió ponerse dos collares de perlas de la reina Ana y la reina Carolina, que pertenecían al joyero real por decisión de la reina Victoria y que su padre, Jorge VI, le había regalado a Isabel para su gran día. Los acompañó con la tiara Fringe, que estuvo por generaciones en la corona y la usaron varias royals para sus casamientos. La última, la princesa Beatriz.

Los valiosísimos broches de la reina Isabel II

Es casi imposible visualizar a la reina Isabel II sin un broche en el tapado o en el vestido. Algunos son partes de coronas o collares, los tiene de todo tipo de piedras y metales preciosos. Uno de estos broches incluye el Nudo del Amante Verdadero, que usó en dos bodas reales icónicas. La reina heredó el True Lover’s Knot (Nudo de los Amantes Verdaderos) de su abuela, la reina María, que a su vez lo había adquirido en Garrard en 1912. Isabel decidió llevar la deslumbrante pieza de diamantes en el casamiento de su nieto William con Kate Middleton. Montado en plata, el broche tiene la forma de un gran lazo que contiene cientos de diminutos diamantes. En el centro del arco hay un diamante más grande rodeado de otros más pequeños.