Qué tienen en común una camiseta blanca de tirantes y un corazón dorado y reventón unido a un lazo de terciopelo? ¿Y una cazadora bomber y una robusta cadena gruesa? Todos son elementos arquetípicos del mundo de la moda y la joyería así como símbolos del universo Prada que la marca italiana ha decidido reinterpretar, desafiar y subvertir.

El corazón, la cadena y la serpiente son los tres motivos centrales de Eternal Gold, la primera colección de alta joyería de Prada que, según el director de joyería de la firma, Timothy Iwata, nace con la intención de otorgar “contemporaneidad y relevancia a las formas clásicas”. Al igual que la Alhambra de Van Cleef & Arpels o el Juste Un Clou de Cartier, también se ha incorporado al léxico de la alta joyería un icono gráfico: el triángulo de Prada. La forma representa la esencia conceptual y sin palabras de la marca fundada en 1913, utilizada originalmente como símbolo del lujo por el fundador de la casa milanesa, Mario Prada.

La colección –ya disponible para su compra directa pero también a través de pedidos anticipados o por encargo– destaca por sus pátinas, acabados y proporciones sorprendentes. Los eslabones de las cadenas presentan tanto bordes lisos como puntiagudos que se posan o sobresalen del escote. Otro modelo se inspira en el detalle metálico del bolso Cleo de Prada.

El colgante en forma de corazón, de curvas voluptuosas y punta afilada, hace un guiño a las frecuentes subidas y bajadas de las relaciones románticas. "Todo el mundo vende amor y clichés", dice Iwata. “Nosotros queríamos ilustrar las complicaciones que se presentan exagerando la forma”. El brazalete de serpiente enroscada parece haber mudado recientemente la piel con unos mecanismos invisibles que la han dejado fantásticamente lisa: "Cuando las serpientes mudan la piel se vuelven brillantes y luminosas. Simboliza la esencia de la transformación", explica. La propia Sra. Prada posee una colección de brazaletes (dentro de su archivo de joyas antiguas) que le gusta llevar ceñidos al tríceps derecho.

Las piezas de la colección de Prada están realizadas con oro 100% reciclado y van salpicadas de diamantes en pavé con todos sus certificados éticos y de calidad. “La transparencia es señal de sostenibilidad”, afirma Iwata en torno a la tarjeta de autenticidad que se incluye con cada pieza, pensada para que el cliente pueda escanearla mediante la tecnología chip del Aura Blockchain Consortium –pionera en el sector– y acceder así a todo su recorrido desde el origen hasta la tienda. De arquetipo a innovación exquisita, por obra y gracia de Prada.

Fuente:www.vogue.es