El pasado domingo 25 de mayo se celebró el Gran Premio de Mónaco de la Fórmula 1 y, como patrocinador, Tag Heuer estuvo presente. El regreso de la firma suiza como cronometrador oficial, reemplazando a Rolex, retoma la histórica relación que la firma ha tenido con la competición, la cual se remonta a hace más de cinco décadas.
De hecho, este año Tag Heuer se ha convertido en el primer patrocinador principal que el Gran Premio de Mónaco ha tenido en su historia, rebautizando el evento como “TAG Heuer Grand Prix de Monaco”. Y por supuesto, ante este regreso triunfal a la fiesta del motor de Montecarlo, el icónico Tag Heuer Mónaco debía hacer una aparición de alguna forma.
Lanzado en 1969, el TAG Heuer Monaco fue el primer cronógrafo automático con caja cuadrada y resistente al agua. Hasta entonces, todos los cronógrafos eran de cuerda manual y se estilaban los diseños redondos en las cajas, entre otras cosas porque facilitaban la impermeabilidad del reloj. Sin embargo, la leyenda de esta pieza no se creó por su naturaleza pionera sino por su vínculo cultural profundo con las carreras y sobre todo, con el mismísimo King of Cool: su alteza Steve McQueen.
En 1971 se estrenó la película Le Mans, dejando boquiabierto a medio mundo por su realismo extremo y su guión nada tradicional, casi sin diálogos y enfocado totalmente en la atmósfera e intensidad de la carrera. Steve McQueen, un serio aficionado al pilotaje, deseaba retratar la carrera de resistencia automovilística más famosa del mundo sin trucos de Hollywood, usando imágenes reales de coches en pista y luego escenas rodadas con un coche cámara.
El personaje encarnado por McQueen, estaba inspirado en Jo Siffert, un piloto de F1 real patrocinado por Heuer, y la estética con la que voló sobre el asfalto se convirtió en mito desde el primer momento. El futurista Porsche 917, el mono ignífugo blanco con los detalles en naranja y azul celeste de Gulf y por supuesto, el Tag Heuer Monaco original en su muñeca. Desde entonces, han habido multitud de reinterpretaciones y ediciones especiales del modelo y casi todas han hecho eco de su profunda conexión con la velocidad, el riesgo y el estilo. Pero el último diseño probablemente sea el homenaje más agudo y nostálgico al emblemático actor.
El TAG Heuer Monaco Chronograph x Gulf es todo lo que puede pedir un aficionado de la era dorada de las carreras pero más aún, un fan acérrimo de McQueen. La caja de titanio de grado 2 pulido con chorro de arena mate conserva las formas del modelo original pero es la esfera la que nos hace saltar una lágrima: la base blanca y las dos franjas naranja y azul de Gulf nos transportan automáticamente al uniforme de Mcqueen en Le Mans. El logo vintage a las 12, las manecillas, los contadores cuadrados a cada lado, la escala retro súper deportiva.
Toda la pieza es un ejercicio de nostalgia y un homenaje al film, incluidas las correas. Una de las opciones es más elegante, fabricada en tela blanca con los bordados en naranja, pero la negra con perforaciones de ventilación se inspira en los guantes de conducción y está construida en Nomex, el mismo tejido ignífugo del traje de carreras original de McQueen. De hecho, se ha recurrido al mismo fabricante. Y ¿qué ocurre en el interior? Pues tres cuartos de lo mismo. En lugar de modernizar la maquinaria interna, el TAG Heuer Monaco Chronograph x Gulf conserva el mismo calibre 11 original, convirtiéndola en una verdadera pieza de coleccionista.
Pura magia setentera cuyas unidades se encuentran limitadas por el momento a tan sólo 971 piezas (coincidiendo con la fecha en la que se estrenó la famosa cinta de culto). Huelga decir que ya han volado de la página web por lo que tan sólo queda tratar de cazarlas en el mercado de reventa o suplicarle a Tag Heuer que relance una segunda remesa para que todos podamos imbuirnos con un poco del estilo effortless que caracterizó al bueno de McQueen.
Fuente: www.revistagq.com